El facho que todos llevamos dentro





Anteayer escribí un artículo cortito par hablar de la muerte del Chipamogli. No me imaginé nunca (y esto lo digo muy en serio) que despertaría un lado facho terrible de los lectores. Una wea muy loca. Te juro. Cuando lo puse en el fanpage del Ciudadano empezaron a sumarse uno tras otro comentarios del calibre de "un cuma menos" "ojalá que no deje descendencia el flaite culiao hediondo" o "los flaites deben morir". 

acá el artículo anterior: Se murió el Chipamogli
La gente se expresa mal, es cierto. Sin embargo cuando tienes 200 o 300 comentarios de ese tipo te das cuenta que cualquier argumentación, por mal redactada o básica que pueda sonar, está emparentada con un clasismo enorme; con una falta de rigor que duele por lo aberrante. Entonces pongámonos a pensar un rato.

A ver, calmao, yo no escribí una apología a la delincuencia (punto uno) y tampoco estoy diciendo algo que sea terrible. Simplemente puse como base que el Chipamogli fue una víctima de la tele que terminó siendo un victimario de la sociedad ante los ojos de la tele (punto dos). Sin embargo mucha de la gente que leyó el artículo entendió otra cosa, no por mala comprensión lectora (dejemos de decir esa wea, por favor) sino que lo hizo porque es muy weona. Corta. 

Acusar de facho a alguien es un lugar común, lo sé. Y no me gusta usar ese tipo de clichés, pero chucha si alguien dice que "deberíamos juntar a todos los flaites en un estadio en un recital de regetón y tirarles una bomba pa que se mueran" no tengo otro calificativo. Facho. O Facho culiao. No me queda otra. Y me preocupa. Sabes por qué me preocupa, porque en unos días más sale la resolución de La Haya, por ejemplo. Y no quiero pensar que esta misma gente salga con similares argumentos a decirle Peruano culiao a nuestros hermanos del Perú que viven en Chile. Y no me extrañaría que así fuera. Porque en la tele nos han enseñado a reírnos sarcásticamente de ellos porque son morenos (como si los chilenos fueran muy rucios po wn) o porque vienen del norte. Los gringos también vienen del norte y acá les chupetean hasta los cocos cuando vienen. Entonces me da rabia que esa gente sea la que sale a la calle y ve tele. Me da rabia porque son capaces de poner, con nombre y apellido, cosas horribles en un facebook y entonces me vuelve a dar rabia porque sé que una sociedad como la chilena está más cerca de tener otra dictadura antes de tener por primera vez un par de libertades. Me da rabia porque podrían aprobar una ley de matrimonio igualitario y esta gente que comenta no vacilaría un segundo antes de decirle maricón culiao a alguien que vaya a contraer un vínculo y me da rabia porque ni con veinte leyes Zamudio podríamos quitar de la cabeza la idea de que un homosexual es menos persona que un hétero y por eso es que puedo quebrarle los huesos de las piernas con mis propias manos como si fuera un pollo congelado que hay que partir a la mitad para tirarlo a un peladero. Me da rabia vivir en un país así donde somos tan fachos y tan buenos para darle órdenes a la gente como si cada calle de Chile estuviera delimitada por una normativa feroz; como si cada uno de nosotros respondiera únicamente al mundo a través de aquella normativa feroz. En Chile somos todos unos fachos culiaos horribles porque nos encanta serlo. Nos encanta tener un tío milico. Nos encanta tener un primo en la fach que nos saca los partes. Nos encantaría tener una tifa para mostrársela a los pacos y decirles "Paco culiao ordinario ándate a la chucha". Nos acomoda enormemente vivir con rejas electrificadas, con vidrio molido en la pandereta, con una escopeta en el clóset porque estamos siempre cagados de miedo pensando que alguien nos va a entrar a robar y hay que matarlos a todos. Como en las películas. Hay que salvarse solo, como Bruce Willis, como los gringos. Somos fachos, terrible fachos, y nos encanta esa superioridad anoréxica que nos heredó la derecha.

En el colegio de mi hijo le enseñaron que Chile ganó la guerra del Pacífico porque peleó contra los peruanos porque eran "ladrones". Yo me críe en un barrio en el que había gente que decía que los rotos eran de una clase distinta de gente y también decían que los Desaparecidos andaban en Buenos Aires. He conocido personas que piensan que la homosexualidad masculina es una enfermedad y también he conocido a muchos weones que creen que si a una lesbiana le metes el pico se le pasa el lesbianismo. Conocí un weón que a los recolectores de basura les decía "Witreros" porque recogen el "Witréao" (vómito) de los demás. He visto viejas conchesumadre que dicen que Pinochet fue un salvador de la patria. He leído comentarios terribles hace dos días en un artículo que yo mismo escribí y entonces me doy cuenta que Chile no ha cambiado nada y yo pensaba que si. 

Podrían aprobarles todas las leyes sociales. Podrían darles educación gratis y un kilo de marihuana por nuca. Podrían darles todo ese socialismo que les gusta explotar con un wiskey en la mano. Podrían darles a ustedes toda la libertad del mundo y todas las ciclovías y todas las plazas para que vayan a pasear el perro y para que caminen de corrido sin flaites y sin caca en el suelo. Al final todos los weones quieren vivir en Bustamante. Pero mientras sigan existiendo imbéciles culiaos que sean capaces de discriminar de esa manera, cualquier beneficio que exista es simplemente un paisaje, un ornamento, una fotito pegada en la pared. La libertad así no sirve de nada, porque una sociedad tan saco de weas simplemente puede acceder al beneficio de ser controlada, como ahora. A ser consumida por el consumo y a padecer de esa holgura cortita, de ese descanso entre jornadas tan propio de la explotación. Dense cuenta, giles: No pueden ni fumar donde quieren, los apelotonan como imbéciles afuera de los edificios, les toman la hora, les controlan el baño, les sacan la chucha por un sueldo penca, los sectorizan, los clasifican, y aún así se sienten tan grandes, tan imponentes como para ejercer sobre un otro comentarios terribles. Son terrible giles. No tienen ni un brillo. Valen callampa, fachos de mierda. 

Keep walking? Chúpalo!

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