variaciones sobre el lanzamiento del ChAgAS de Ivonne C.



Con el tiempo he comprendido que ejercicio literario [y por sobre todo el poético] es por un lado Un acto político y por otro Un severo acto de amor. Dentro de esto La edición independiente deja de ser un gesto que sale de la pancarta y pasa a posicionarse en el ámbito de la consigna precisamente cuando desde su precariedad, desde su autonomía, se posiciona y habla en un lenguaje que adquiere identidad y ya no intenta caerle bien a alguien o ya no necesita competir con otra actividad más que consigo misma. 



El pasado viernes lanzamos el libro de Coñuecar bajo una lluvia enorme. Metidos en nuestro ciclo de LDDS fue que nos pasamos la noche haciendo patria por el frío, patria por el resfrío de los amigos que no salen con lluvia, o por la inextinguible demora que nos caracteriza pero al fin Igual nos juntamos como siempre con los amigos más queridos y terminamos viendo la que, para mi gusto, ha sido la mejor presentación de un libro de Fuga! precisamente porque la pasamos bien. Y quizá todo esto lo digo sólo porque me reí mucho o porque amé la presentación de la Ale o tal vez sólo porque al fin, después de tanto libro que ha pasado bajo el río, no me sentí hipócrita tratando de inventar una justificación para imprimir un puñado de hojas que fueron un compromiso entre amigos que salió rápido y también un ejercicio de cariño que se arrojó en medio de un medio literario que a estas alturas No se pone más máscaras para hablar sólo porque en realidad no tiene orejas en qué afirmar el hilo. 

Probablemente mi alegría viene de que, como Lihn, los editores queremos muchas veces ajusticiar unos cuantos lectores, y lo hacemos siempre con las artes de la impresión, Poniendo libros en circulación, armando colecciones, tratando de decirle a la gente lo que Tiene que leer, Pero en realidad no ponemos más reparos que En la publicación misma, en la cantidad de hojas, en los corchetes, en la forma que tienen las tapas de arrugarse cuando alguien le pone un vaso encima al libro y luego dejamos de lado las ganas y objetivos por los que un día, sólo con el arrojo, decidimos hacer este trabajo de maravillosos suicidas. 

ChAgAS fue un poco de aquella resistencia interna a todo ese medio literario  de mierda que es hipócrita y falsón; resistencia a todos esos poetas que hablan sin hablar, que escriben sin escribir, que odian sin odiar en realidad y que al fin demuestran con sus pobres atados de hojas que están más solos mientras más llenos de gente alrededor que nosotros cuando ahí, ardiendo entre la lluvia y el frío, nos vestimos de carnaval igual como cada vez que nos juntamos a pasar el rato. Y también le agarré especial cariño a esta publicación Primero porque lo armamos rápido, lo imprimimos en horas y lo armamos con ardiente paciencia ; Segundo porque cuando ya has publicado a más de 30 escritores y a tu lanzamiento llegan muchos de ellos comprendes Que una editorial chica la armamos todos juntos viéndonos, leyéndonos, odiándonos si es necesario, pero al fin juntos, revueltos, bailando y recitando para nosotros mismos y así, En nosotros, todos los posibles lectores viven también sin que aparezcan a aplaudir necesariamente. 

Me acuerdo que cuando partí en esto de la edición hace ya casi tres años tenía ganas de hacer algo importante, pero con el tiempo esas ganas se fueron transformando en conformismo porque no siempre la gente es como uno se imagina o por que lisa y llanamente no hay tanto talento dando vueltas o no hay tanta maravilla cerca [o publica en la la editorial de junto]. Sin embargo, ahora siento que he tenido la suerte de trabajar con gente maravillosa y que, en igual medida como la gente horrible con que he tenido que lidiar un par de veces, han sido todos juntos una parte de este proceso que al fin se resume en que hoy, y contra todo pronóstico, puedo decir que publico a la gente que quiero publicar y esa es Mi más grande independencia. Ya que mientras vivimos en un mundo en el que los editores son panzas bajo el sol fermentando ombligos; en que cada uno se llenan la boca con términos como Independencia o Bibliodiversidad, sentirse realmente independizado al menos de estar con quien se quiere estar es un acto de política alegría y fascinacion. Vivimos entre editores que no son más que incompetentes imprenteros, que no han olido jamás un poco de tinta o tomado por las astas un programa de diseño y que llenan sus manos con palabras que suponen independencia cuando en realidad están sujetos a sobrevivir gracias a que la gente les compre libros horribles, malos, fomes, o publicando reediciones de mugrientos libros  que empolvaron sabiamente sus tapas para que nadie les venga a pasar la mano por el lomo y sin embargo ahí se vuelve, de hocico, a recaer en el error de no ser capaces de decir algo con la mano en el pecho sin pensar En el bolsillo o en la mirada del amigo que dice lo que se tiene que hacer, lo que se tiene que leer, lo que se tiene que hablar en una conversación de tal o cual calaña. Yo lo digo claro, porque me he puesto la mano en el bolsillo para actuar muchas veces, y no lo digo con lástima o falsa resignación, porque los errores son la base de la experiencia es que me siento feliz de haber caído ya muchas veces en profundos hoyos y de cabeza. 


Yo ya no quiero entrar en un ejercicio de tumbas, No quiero andar por la vida inventando cosas sólo para tomar café con gente que en realidad detesto, y sólo me contento con pasar por el mundo con esta satisfacción horrible que hoy tengo al haber errado en lo ejecutado a pesar de todo lo que nos han dicho para decir al fin que hicimos lo que quisimos con  nuestro pellejo aunque a nadie le guste.  Y qué va! si al fin, lo único que cuenta es hacer las cosas bien, aún cuando eso bien puede ser íntimamente atroz en otra parte del mundo. 


Gracias a Samuel Ibarra y su performance maravillosa y su forma de entender la poesía, así tan simplemente política y sin embargo tan dolorosamente y precariamente tan cierta. Gracias a la Ale del Río por la presentación y por esa pretensión enorme que es decir las cosas de forma clara. Gracias a los amigos que fueron, a Saavedra a Silva a Hidalgo a Alfsen, los de siempre. Gracias a los poetas de Fuga que estuvieron ahí otra vez cantando juntos y a coro que no queremos más banderas que una amistad honesta y llena de luces. Gracias a los del bar que siempre nos quieren y soportan. Gracias a Anita Montrosis por las fotos maravillosas y a Renato por el vídeo y el registro.


Pero por sobre todo Gracias a Ivonne por la amistad y por el cariño que hacen que un buen poema como el ChAgAS se vuelva de un momento a otro excepcional precisamente porque estuvimos ahí y nos quisimos juntos. 


Salud! 













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