Recoleta y el terremoto más grande del mundo


Recoleta la lleva. Pienso en esto por varios motivos. Me tocó cubrir y asistir a la última marcha por los Derechos Humanos que se hizo el pasado 8 de septiembre y una de las cosas que más me llamó la atención fue que una vez que ingresamos a la comuna de Recoleta había altoparlantes, un tipo que nos daba la bienvenida a la comuna y además habían habilitado una tarima especial para que la prensa (y quien quisiera) se subiera y tomara buenas fotos de la marcha. Además en cada uno de los postes de alumbrado público había un pequeño pendón conmemorativo de los 40 años del golpe. Luego, frente al cementerio, un enorme escenario con todas las tecnologías propias de un evento y una pantalla gigante. Los pacos, por su parte, de lejitos. No como en Santiago Centro que te vienen pisando los talones, sino que en Recoleta estaban a un par de cuadras (cosa que me parece óptima) y sólo salieron a hinchar una vez que terminó la actividad. 
Está claro que un alcalde de izquierda está más cerca de ciertas sensibilidades que uno de derecha lisa y llanamente no tiene, sin embargo me parece que Jadue al mando de Recoleta le devuelve además un poco de intensidad y de amabilidad al gobierno local. 

Recoleta tiene varios atractivos que para mí resultan inquietantes y adorables. Por ejemplo: La vega. El Cementerio General. El Quitapenas. Las oficinas del Ciudadano XD. Los barrios antiguos. El psiquiátrico y la Morgue. La parte entretenida del Barrio Bellavista. Las casas viejas con patios enormes. Lo único horroroso de recoleta es la universidad San Sebastián que parce mall de la mediocridad, pero el resto me ha terminado por seducir de una manera positiva. Entonces pienso que un comunista al mando de un gobierno local no es tan malo como pudiera pensar la gallada conservadora. Y demuestra que no hay que revestir viejas de derecha en humanistas como lo hicieron en providencia para ganarse el indulto hippie-chic de la memoria o para intentar tener cultura y barrio. 

 A propósito, luego de la marcha me fui a deambular con mi mujer por las calles de Recoleta. Provistos de una cámara de fotos y un pack de cervezas de medio litro caminamos por sités, plazas, barrios de inmigrantes y por los patios de la Vega que, a esa hora (11 de la noche), eran solitarios y tranquilitos. La pasé bien y comprendí que muy lejos de la terrorífica animalidad con que pintan esos barrios en los canales de Copesa y Emol existe una tranquilidad de barrio antiguo, con almacenes abiertos hasta tarde, curagüillas de buena crianza y peruanos que conocen mejor que yo el entramado urbanístico y dan certeras referencias de donde mierda hay una botillería una vez que se nos acabó el sixpack. 

Ahora resulta que hay un Carnaval a la Chilena para celebrar el 18 y yo, que no me quedo quieto, he decidido ir a cubrir tan magno evento por varias razones. Primero por mi creciente admiración a Recoleta; segundo porque anima Loreto Aravena y la encuentro fantástica; tercero porque los grupos están re buenos y en cuarto lugar porque se les ocurrió hacer el Terremoto más grande del mundo y lo van a regalar! Es decir, ni se imaginan lo acreditados que estamos para estar ahí midiendo paso a paso semejante proeza humana. Dicen que alcanza para un estadio nacional completo, así que habrá que corroborar empíricamente dicho suceso.

Por ahora les dejo abajo la programación de la fiestoca y ya luego subiremos las fotos (aún las menos decorosas) del equipo de Lecturas Ciudadanas y del Ciudadano en la papa misma de la chilenidad.

Salú!

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