Look de Mapuche con el Piwke de Gringo



Look de Mapuche con el Piwke de Gringo 
a propósito del We Tripantu


En tiempo de elecciones uno sabe que las máscaras y los disfraces son lo primero que se agotan en el itinerario de los candidatos. También se sabe que las guaguas con mocos colgando dan más votos que las guaguas con la nariz respingada y sin tos, y lamentablemente también sabemos que los Mapuches son la estrategia favorita para estos candidatos que aprendieron historia sacándose fotos en el Baúl de la Abuela. Aún cuando en los debates se le ha hecho el quite a decir "pueblo originario", y a pesar de que los presos políticos mapuche son la última noticia que se le ocurriría poner a un editor de prensa en pantalla, hoy en la perorata eleccionaria todos los candidatos salen a lucir sus mejores twiteos desde la tablet para decirle las palabras de honor chanta al We Tripantu. 

Hace más de veinte años Pinochet se disfrazaba de Mapuche para recibir el no despreciable título de "Principal Gran Cabecilla del Pueblo Mapuche" y lucía Gallardo y belicoso el bastón de mando que luego usó (metafóricamente hablando) para matarlos, desaparecerlos, humillarlos y llenarles de cemento el corazón. Herederos de estos gestos para la fotito es que tanto nuestros actuales gobernantes como los candidatos a futuros gobernantes se tientan de ponerse un manto con simbología araucana para posar en la foto que los exculpa y los mimetiza, aunque todos sabemos que una vez que tengan el poder de hacerlo van a encarcelar y enjuiciar con rudeza a sus mapuchitos fotográficos. 

Me acuerdo de mi amiga Priscila, así se llama la primera Pehuenche que tuve oportunidad de conocer. Ella fue la que me enseñó (riéndose de mi ignoranciaentre otras cosas de su cultura que la palabra Huinca con que re refería a mí significa Ladrón y que Huinca Tregua (locución que ella usaba cada vez que frente a nosotros pasaba un paco) significa Perro Ladrón. Antes de conocerla a ella mi "experiencia" respecto de la cultura araucana se reducía a lo que me enseñaron en el colegio, eso quiere decir que apenas sabía la historia de Lautaro, Caupolicán y Galvarino... y reconocía la insignia de ColoColo, claro. Antes de ella apenas conocí un par de amigos huincas que lucían la bandera mapuche en sus mochilas de mezclilla y a veces decían Mari Mari Peñi... pero eran poseros no más según he entendido con el tiempo. Poseros como Piñera, Longueira o Bachelet vestida de machi.  


Otros disfraces

Trabajo en edición de libros y una vez en Valparaíso un tipo que decía ser editor o escritor me dijo una frase que no he olvidado nunca. Conversábamos de fondos concursables y formas de financiamiento para publicaciones y este weon me dice "Loco, búscate un mapuche y por último escríbele vos las weas, da lo mismo, mira que pa esos weones siempre hay fondos... yo lo hice y gané como dos palos con una india culiá". Obviamente no lo hice y claramente nunca pude establecer amistad con el borracho culiao ese, sin embargo me quedé pensando. Recordé las clases de mi colegio, las historias sobre Pedro de Valdivia y sobre los católicos que venían a beneficiar con su sapiencia a esta manga de animales sin cultura (así me lo hacían ver... estudié en los 80´s... pa que quede claro). Pensé que en realidad no hemos cambiado nada y se me venían a la cabeza las canciones del primer disco de La Pozze, de Los Panteras Negras, de la Violeta Parra. Esas canciones que siempre me repitieron que nada ha cambiado y que la dominación sigue y persiste sin que una trapelacucha en la cabeza de una cuica vaya a cambiar en algo el modo que tenemos de entender a las culturas que nos preceden. 

Pienso entonces en las termoeléctricas y en mi amiga Ivón allá en la Patagonia. Pienso en los poetas mapuche que apenas tienen una colonizada y estilizada visibilización en las revistas de moda. Pienso en la música que de vez en cuando saca un kultrún, pienso en el arte de Alonso de Córdova que pinta fashion un  Meli witran mapu en alguna esquina, pienso en los jardines infantiles de Las Condes que tienen nombres que empiezan con Antu, con Inti, con Pacha y están llenos de juegos fisherprice y animales encerrados en jaulas de rejilla. Pienso en esos pabellones que llevan a las ferias europeas llenos de cobre y de simbologías que un cuico apenas podría definir como "monos indígenas". Pienso en la gente presa, en las barricadas, pienso en Hinzpeter y en esos barcos llenos de guanacos y de pacos y de bombas y balas. Pienso en el eterno corazón gringo adentro de esa personalidad revestida de Pachamama y Mapu y qué sé yo. 

Pienso en que esos mismos weones que se sacan fotos disfrazados para subir en una encuesta de mierda son los que han vendido y revendido los recursos naturales y las tierras que se esmeran en manosear con guantes, tal como acarician a las guaguas con asco y con Raid para que no se les peguen los piojos. 


WallMapu para el Wall Mart

Uno sabe que estos cuicos lo único que esperan es que las tierras se pavimenten y se vendan por loteo. Y creen que sacando poleras y tazones ilustrados con simbologías autóctonas van a perpetuar la memoria de un pueblo. Sabemos de antemano que una derecha que ha preferido levantar memoriales fotogénicos a cambio de esconder cuerpos y huesos nada puede hacer excepto reivindicar con palos, con créditos, con chimuchina y realityshows el espíritu y la cultura de un pueblo que para ellos no es más que una piedra que llevan en el zapato hace 500 años. 

En términos de culturas originarias yo me declaro ignorante, prefiero hacerlo. He aprendido de los "ches" en la práctica, en las conversaciones con profesores, en la lectura de algunos poetas y en el repaso tardío de los pequeños capítulos que algún facho historiador le dedica a la "pacificación". Quizá por eso es que aún me da vergüenza y tomo distancia a la hora de calzarme una polera con bandera o un kultrún en la guata que acabo de comprar en el mall, o de comer piñones hipster en un cóctel. Te juro que prefiero pasar por imbécil antes que adoptar con torpeza un discurso que no he visto más que desde la investigación política o noticiosa (cosa que me parece insuficiente). Me cargaría verme ridículo e impostado como Piñera hablando del Canelo o como Longueira saludando tieso a una machi. Me odiaría inventando un saludo a la bandera por el año nuevo. 


Regio Estupendo

En el mundo de los gobernantes las viejas pítucas se tiñen rucias y siempre repiten que sus ancestros llegaron de europa. Las matronas hacen notar que la guagua es blanquita y prometen que los ojos van a ser azules. Las primeras palabras que aprenden a decir en mapuñol son Apumanque, Apoquindo, Quiltro y Vitacura. Y la mayor cercanía que podrían llegar a aceptar de sus hijos con un peñi es la de un jardinero de apellido Catrileo. Por eso es que no le compro el canturreo oportunista a estos viejujos aristocráticos de mierda cuando vienen a empuñar el discurso fotgénico y falso de la aceptación. 

Santiago de Chile es y ha sido siempre para la clase política el centro del universo y, cuando para las noticias es importante solamente la cantidad de autopistas concesionadas, sé perfectamente que no les importa una mierda si hay gente que muere, 500 años después, por colonizadores políticos que siguen levantando una biblia, un título de dominio, o una constitución por sobre la cabeza de un Lonko. Por eso es que quizá no encuentro la forma de cerrar este artículo que no sea con un estúpido gesto de disculpas que en el fondo intenta decir que siento más vergüenza que alegría por dedicarle la escritura de hoy lunes a un pueblo que sigue siendo, para el discurso oficial, una minoría o un disfraz de halloween que estos putos gobernantes se ponen encima cada vez que hacen nata en la televisión  buscando un voto, mientras sus tropas de pacos y milicos les sacan la chucha a la gente en la araucanía. 


Peukallal Chaltumay (bye Bye & Thanks)


 
 


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